LAS MUERTES INDIRECTAS DEL COVID 19

 


Con unos servicios saturados en la sanidad pública, a causa de la mala o nula gestión del COVID 19, sumado al deterioro y falta de inversión que ha sufrido en la última década, hay otras enfermedades que se ven fortalecidas e incrementan su impacto en la sociedad. Por ejemplo, él no diagnóstico temprano del cáncer provoca sufrimiento y aumento de su tasa de mortalidad. Pero, esto se puede trasladar a otras enfermedades en un largo etcétera.

En Manaos, Brasil, para conseguir una seropositivifad del 60% , acumulo 20.000 muertxs en una población joven, fruto de la desatención,  sin hacer hincapié en el propósito o forma de abordar el COVID 19 del gobierno brasileño. 

¿Hacia dónde vamos?, ¿de qué forma queremos superar la crisis sanitaria?.

No hay que ser un/a lumbreras para saber que hace falta un liderazgo técnico con criterio sanitario. No se debe hacer política con una crisis sanitaria, y el cargo público que no asuma este principio, es que no es apto para asumir responsabilidades políticas.

No estoy inventando la rueda, a Asturias le ha funcionado tener una persona o gabinete técnico que dirija la lucha contra el COVID 19. Pero en el ámbito internacional, tenemos más ejemplos como: Uruguay, Senegal, Nueva Zelanda...

¡Basta ya!, de responsabilizar a la población en general, hay que invertir en: detección precoz, en rastreo, en arcas de Noé y todo aquello que estimen las personas profesionales expertas como acertado y oportuno. La inversión y medidas contundentes en un comienzo, amortiguan el exceso de gasto a posteriori y atenúan el impacto de la crisis con una salida más rápida y consolidada en términos económicos. Un ejemplo de ello son los países asiáticos.

La atención primaria no puede ser el cajón de sastre y el saco de los golpes que haga de todo, saturándola, rompiéndola y debilitandola ante el batallón de enfermedades que tienen que afrontar e intentar resolver.

En esta guerra, sin tiempo para recuperarse y tomar aliento, hay que prepararse para el impacto económico y social. No hay escusa, hay que ponerse a trabajar en ello. No puede ser, que hayamos tenido 2 meses, y pensemos que habíamos vencido o que el virus había firmado una tregua. Hemos perdido gran parte de todo lo ganado con el esfuerzo generado en el confinamiento, ahora se nos dobla artificialmente el gasto y el personal sanitario sufre un desgaste totalmente innecesario, cruel e injusto. Sí, señores y señoras, a esos y esas que aplaudíamos por la ventana.

La confrontación política, falta de consenso y búsqueda de rédito político hace que haya más contagios, y por lo tanto más muertes. Sobre todo, debemos cuidar de nuestras personas; mayores, con menos recursos o debilitadas por cuestiones de salud. 

¿Qué sociedad estamos construyendo, si no protegemos a las personas más débiles o necesitadas?

Nuestros/as representantes no pueden subordinar la salud pública por un interés económico.

El COVID 19 es un asesino despiadado que provoca muertes directas e indirectas. 

No actuar, mata. ¡Es imperdonable!.

Humanidad, frente a la avaricia o al egoísmo. Recordar que el dinero no se come, pero si te come.

Al principio, aquellas morían y parece que no nos importaba mucho, luego ellas morían y tampoco nos preocupo en demasía, y ahora nosotras morimos.

¡Basta ya!, salvemos vidas.

Hay que entender que todos/as somos un todo con el todo. Más allá de la materia, estamos interrelacionadas a todos los niveles. Ignorar las muertes lejanas nos empobrece y debilita como raza humana, pasándonos factura, inevitablemente.

Comentarios