VIDA DIGNA

 


Esta vorágine de civilización, no necesita aire para respirar, necesita tiempo. Desde otra época lejana, nuestros ancestros y descendientes futuros, nos tacharían/tacharán de loc@s. El ser humano se adapta a esta voracidad y velocidad, pero no deja de ser antinatural.

¿Qué sucedería si echaramos el freno de mano?

Con ese tiempo cada persona decidiría. Quizá algunas lo dediquen a la creatividad, otras al cuidado y formación de sus hijos e hijas, otras al estudio, otras al cuidado de sus padres o madres mayores, o sencillamente a disfrutar de la vida. La sociedad no sólo la cambian l@s políticos/as. Hace falta un trabajo voluntario de activismo y de defensa de lo colectivo para ir planteando mejoras de cambios sociales. Y eso, también es trabajar, aunque no esté remunerado económicamente.

¿Qué sería de la sociedad sin voluntariado, ni activismo?

Una distopía, al estilo Blade Runners.

El crecimiento personal de formación y relaciones y de autoconocimiento exige también un tiempo que la RENTA BÁSICA INCONDICIONAL (RBI) nos puede proporcionar. La RBI nos regala tiempo. Tiempo para que lo dediquemos a lo que más deseemos.

La Renta Básica Incondicional no es para toda persona; hombres o mujeres y niñas o niños, a quienes se les reconoce el derecho a existir cubriendo sus necesidades mínimas a lo largo de su existencia (Pilar Fundamental Europeo).

La Renta Básica Incondicional no es la panacea, no es un milagro que va a arreglar todas las vicisitudes e injusticias de toda la gente, no. La RBI es un paso más hacia una vida con derechos de supervivencia, un paso más hacia una vida más lenta, más sencilla y más gratificante, en definitiva, hacia una vida más digna.

Es poner en la vida en el centro, y que la economía, la política, el empleo sean herramientas  para ese objetivo. No, al contrario, como sucede ahora, donde la vida está subordinada a los otros elementos y es un recurso necesario pero maltratado.

Referencia: Puri Pérez Rojo Eldiario.es

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