TORMENTA NOCTURNA

 


Bajo el paraguas de la noche,

discurro por el valle de los sueños,

son ellos, los dueños de mi designio.

Despierto en la profundidad de la cueva,

empapado de su atmósfera húmeda,

discurren ríos de gloria,

se me eriza la piel,

levito en su interior,

el estruendo salvaje de sus entrañas,

anuncia una erupción,

y al unísono, nos desgarramos de placer,

con el hormigueo, todavía en la piel,

el alba, acaricia mi tez.

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