DESMANTELAMIENTO DE LA SANIDAD PÚBLICA



Es un hecho que estamos viviendo el deterioro intencionado de la sanidad pública en las dos últimas décadas, a pesar de haber periodos de crecimiento económico que no han repercutido en dotar de robustez al sector público.

Sin duda, un cambio de la sanidad pública a la privada, no se puede hacer de la noche a la mañana, porque provocaría una oposición insalvable. Es cuando, la psicología social de gestión de masas entra en escena. Uno de sus preceptos, es que si quieres cambiar algo de esta magnitud, tienes que hacerlo en al menos un par de décadas y de forma sibilina.

En concreto, con la sanidad nos topamos con una minoración progresiva de recursos que se han evidenciado, cuando ha tenido que someterse a la prueba de estrés de la actual pandemia. Han florecido las carencias de recursos humanos en la atención primaria y déficit de camas, entre otras.
Cuando esto sucede, la población que se lo puede permitir, porque ha mejorado su poder adquisitivo en los periodos de crecimiento, eligen contratar un seguro de salud privado, dado que la salud pública no cubre unos mínimos demandados por la población. Esta dinámica alimenta, a su vez, el tenue  desmantelamiento.

Lo mismo sucede con la educación, cuando se amortizan plazas privadas para incrementar plazas concertadas o cuando se viraliza el discurso de que la Seguridad Social no genera suficiente ingreso para cubrir las futuras pensiones. Me opongo rotundamente a este planteamiento, dado que existen muchas partidas en los Presupuestos Generales del Estado que carecen de una fuente de financiación directa, y a pesar de ello, no se cuestiona su existencia. Ejemplo de ello es el ejército, salarios de los/as senadores/as y un largo etcétera. La Seguridad Social, al menos, se financia en parte.
Por lo tanto, el sistema tributario es el eje esencial de la viabilidad del estado de bienestar. Que desgraciadamente no es del todo justo y equitativo, dado que las que más tienen, menos repercuten a la sociedad. Este tema, lo desarrollo en el artículo "Sistema tributario injusto".

Todo ello tiene un patrón común; favorecer y fomentar al sector privado  en perjuicio del público. 
Un claro caso, es la Comunidad Autónoma de Madrid, que con sus políticas liberales desarrolladas durante dos décadas, han debilitado a lo publico para engordar lo privado.

Es entonces cuando me pregunto: ¡¿Quién gobierna?!, ¿los ciudadanos y las ciudadanas, o los poderes fácticos?.

 ¡Yo apuesto por lo publico!,  elijo: educación, sanidad y pensiones públicas. 
Y lucharé por garantizarlas, reclamando y defendiendo su existencia universal y solidaria, con unos estándares mínimos de calidad.


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